miércoles, 5 de mayo de 2010

Ser y creerse (sociología I)

Instrucciones: lee con atención el siguiente texto y elabora un resumen de la lectura y entrégala cuando se te pida.


Ser y creerse
Federico Reyes Heroles


El predominio subjetivo de las clases medias


Gonzalo N. Santos, ese personaje de los peores (él diría mejores) tiempos del autoritarismo mexicano y estrella de la picardía más insolente, solía recordar una expresión usada por él para conseguir votos durante sus campañas: “Contra los ricos... hasta que nos emparejemos”. Más allá del humor, hoy los expertos podrían escudriñar en la expresión toda suerte de laberintos psicológicos. De seguro nos hablarían de una lectura “aspiracional”. Según esta expresión de un participante directo de la Revolución mexicana, ese movimiento no cargaba con una consigna ontológica en contra de la riqueza. En su versión lo que irritó a los revolucionarios en relación a la riqueza fue que unos tuvieran, y mucho, y otros estuvieran en la miseria. Se trataba entonces de igualar pero para arriba, no para abajo. Los pobres, según esto, querían vivir como los ricos, por eso estaban en contra de ellos, hasta emparejarse.


El personaje murió hace ya muchos años. Sus memorias siguen siendo un referente del descaro. Pero su expresión provoca. ¿Cómo se imaginan los mexicanos que es su sociedad, cómo la dividen entre ricos, pobres y clases medias? Según la Encuesta Nacional de Vivienda de 2008 de Parametría, los mexicanos tenemos claros los extremos: la imagen de pocos muy ricos y muchos muy pobres crea una coincidencia de alrededor del 71% de los mexicanos. Así miramos a nuestra sociedad. En la parte baja de la pirámide está una base muy ancha; arriba en la cúspide sólo unos pocos muy ricos. Pero en el centro reina la confusión. Un 34% de los mexicanos piensa que la pirámide se adelgaza de abajo hacia arriba paulatinamente, como en nuestras pirámides de verdadera piedra. Pero un 37% no lo ve así: se imagina a México como un clavo pero con doble achatado, con cabezas en los dos extremos, o sea, muchos pobres y muchos ricos, y en medio una delgada clase media.

Para buena parte de los mexicanos la clase media existe y es poderosa; para otros es inexistente. El asunto no es una novedad: en los estudios clásicos de las clases medias de C. Wright Mills, de Ralph Miliband o de Ralf Dahrendorf las clases de ingresos medios siempre han sido un enigma. Para comenzar es la clase de los sin clase. Mientras un campesino se identifica en su forma de vida y problemática con otro campesino o un trabajador del proletariado, en su estereotipo tradicional, es decir, lo que ahora nombramos trabajadores típicos de cuello azul, lo hace con sus compañeros de línea de producción, un miembro de las clases medias puede estar confundido en su localización en la geografía de la sociedad. Una salida se ha dado en el lenguaje al usar el plural, la clase media tradicional hoy se divide en media alta, media media y media baja, por ejemplo. El plural es muy cómodo, clases medias, porque abarca rangos de ingreso muy amplios y formas de vida muy diferentes.

Las clases medias pueden oscilar en sus formas de expresión: un despachador de gasolina, un chofer de taxi, una enfermera, un profesionista, un técnico, un asesor financiero, un maestro. Ni la fuente de trabajo ni la actividad por sí mismas los definen. La mayoría pertenece al sector servicios. Su hermandad es menos evidente y sin embargo también viven situaciones similares. Entre los miembros de las clases medias el factor subjetivo es de gran peso; ¿cómo se miran a sí mismos los miembros de las clases medias? Algo queda claro, los ingresos no son suficientes para explicar el fenómeno.

Hay países con clases medias tradicionales que se colapsan en una crisis económica de mediano alcance. Hay otras sociedades en las que, por el contrario, el nivel de tolerancia de las clases medias a las tempestades económicas es mucho mayor. ¿Por qué? Parte de la explicación radica en los antecedentes y en la forma de vida. Un miembro de la clase media argentina acostumbrado a una vivienda más que decorosa, a comer carne y tomar vino varias veces por semana, entrará en crisis cuando ese consumo se sacude. Aunque su consumo siga siendo muy bueno en relación a otras clases medias, él sentirá una disminución que lo amenaza. Sostener sus hábitos de medianía es un esfuerzo que paga más allá de la carne ingerida, tiene que ver con un estatus que se pierde. Las clases medias, desesperadas por un consumo que se angosta y por la forma de vida que se puede perder, han sido factores de una gran inestabilidad.

Pero qué ocurre cuando se viene de muy abajo, cuando se es hijo de campesino, o de ejidatarios o comuneros para el caso mexicano, y lentamente se va accediendo a un mejor nivel de vida. Qué pasa cuando esas nuevas clases medias miran para atrás y comparan su situación con la de sus padres. Pensemos en asuntos básicos de México como el agua potable, el piso firme, el acceso a electricidad, a medios de comunicación masivos, a un automóvil, a diversión, etcétera. Los referentes y horizontes son totalmente diferentes. El proceso de formación de clases medias está íntimamente ligado a la urbanización, condición que en México ya alcanza casi al 80% de los mexicanos.

Si tomamos los datos más recientes del CONEVAL tendríamos que asumir que casi la mitad de la población vive en pobreza. Este conjunto incluye a pobreza de patrimonio, de capacidades y alimentaria. Sin duda la más estremecedora es esta última, que implica incapacidad para conseguir, en el día con día, la alimentación necesaria. Pero algo no cuadra del todo porque hay estudios que muestran un autorretrato de los mexicanos muy diferente. Por ejemplo, en un ejercicio autorreferencial del Opinómetro de Milenio de 2001 se arrojaron los siguientes datos: ¿Cómo describiría usted su situación personal, con cuál de las opciones se definiría? Un 1% describe su situación como rico; y sólo un 16% como pobre. El resto, más del 80%, se mira a sí mismo como miembro de las clases medias, alta, media y baja. Quizá de nuevo la explicación radica en los referentes. ¿Cuándo se ingresa a la clase media? ¿Qué define ese nivel? Jorge Castañeda ha abordado el resbaladizo tema (“Clase media: 60% de la población”, Reforma, 18 de febrero de 2009).

Aunque el criterio no es suficiente, los miembros de las clases medias se identifican porque consumen ciertos bienes que hermanan la forma de vida. Esos bienes han ido en incremento en las sociedades industrializadas o en proceso de industrialización. El concepto de marginación, tan usado en México en la década de los setenta, es otro camino para arribar a la misma conclusión. Un miembro de las clases medias en sus diferentes niveles ha escapado a la condición de marginado. Recordemos que la expresión aludía precisamente a aquellos grupos humanos, la mayoría indígenas, pero no exclusivamente, que se encontraban fuera del proceso de crecimiento e integración. De ahí la creación de programas especiales que buscaban romper los muros de la marginación. Las crecientes clases medias nos hablan de un arrinconamiento del fenómeno de la marginación. Regresemos al asunto del consumo como elemento unificador.

Por supuesto que en todos lo productos hay calidades muy diferentes, los productos de marca son una muestra de una creación artificial de las diferencias. Hay jeans muy baratos y muy caros, pero al final del día son jeans. Hay televisores de gran lujo pero quien cuenta con un aparato de precio bajo podrá ver básicamente lo mismo. A principios del siglo XX los relojes de pulso eran un artículo de distinción y de elegancia en círculos reducidos. Pero en la segunda mitad del siglo XX el reloj se popularizó de tal manera que un reloj de 100 dólares podía dar un servicio equivalente a uno de 10 mil. La más reciente moda, sobre todo entre los jóvenes, es no usar reloj, para qué si se carga un celular que cumple la función de darnos la hora.

Se calcula que en México los teléfonos celulares llegarán a 100 millones en menos de un lustro. Esto en un país que tendrá alrededor de 110 millones de habitantes. Lo mismo ocurre con el automóvil, que si bien sigue siendo símbolo de estatus, de prestigio, la verdad es que se ha popularizado tanto que termina por ser un agregado en la vida de una gran mayoría. El parque vehicular en México crece por millones cada año y si bien es cierto que hay diferencias abismales entre los precios de los vehículos, también lo es que la gran diferencia, como en el televisor o los relojes, tener o no tener vehículo, tiende a desaparecer.

Por supuesto que las zonas serranas, las de población indígena en particular, presentarán todavía rasgos de marginación, de exclusión del proceso general que vive el país. Pero la forma de vida de decenas de millones de mexicanos está cambiando todos los días. El cambio es real y de percepción. Ambos coexisten. En el primer nivel, el real, hay varias explicaciones. En las últimas dos décadas la economía mexicana ha crecido en promedio sólo 1.9%, lo cual es a todas luces insuficiente si queremos enterrar la miseria con rapidez. A la par desde 1970 el crecimiento demográfico se ha desplomado del 3.5% a poco más del 1% en la actualidad. La tasa de fertilidad ha caído por debajo del nivel de reemplazo que es 2.1 hijos por pareja. Las cifras más recientes nos hablan del 1.67. Por eso, a pesar del magro crecimiento económico, pero con una tasa poblacional en franco declive, hay bienestar creciente.

Según datos de A. C. Nielsen, de 2007, el 88.5% de los hogares cuenta con agua, no digamos potable porque la calidad es dudosa, pero agua entubada al fin, con las consecuencias en higiene que esto supone. Una cifra similar cuenta con drenaje. Con electricidad más del 95%. En 2008 el INEGI estimó alrededor de 26 millones 730 mil hogares con un promedio de cuatro integrantes por hogar y con sólo 1.1 menores por hogar, lo cual marca una diferencia abismal frente al México de hace un par de décadas. Otro cambio central y que está directamente vinculado a la integración de la mujer al aparato productivo es que, en los actuales hogares de los mexicanos, de los cuatro integrantes 2.3 son perceptores de ingresos. Parte de las bondades del bono poblacional están ya en curso a pesar de que no hemos hecho demasiado por aprovecharlo. Si bien es cierto que en el periodo 2006 a 2008 los ingresos cayeron en casi todos los niveles, también lo es que los aumentos previos fueron significativos.

En lo real, la vida cotidiana, a pesar de todo sigue habiendo cambios en la calidad de vida. El porcentaje de hogares con lavadoras automáticas se dobló en sólo seis años al pasar del 18% al 41%. Los hornos de microondas tuvieron un crecimiento aún mayor al pasar del 15% al 52%, lo mismo ocurre con los televisores y otros artículos de consumo duradero. De los 26 millones 700 mil hogares sólo un millón 370 mil carecen de algún tipo de televisor. Sin metáfora, México se está amueblando todos los días y por lo visto este cambio real trae consecuencias subjetivas de gran relevancia. No es la primera sorpresa que nos llevamos. Recordemos que de los resultados de la Encuesta Mundial de Valores en su edición 2005 se desprendió que los mexicanos se declaraban mucho más felices que moradores de países con niveles de vida muy superiores. ¿Cómo explicarlo?

Más allá de lo chusco y folklórico el asunto mereció atención de los especialistas: no es que los mexicanos sean por esencia más felices. Tiene que haber explicaciones racionales. Por qué si el país no ha crecido al ritmo que necesita y merece, los mexicanos en un alto porcentaje, 56%, se declaran felices o muy felices. Algunas de las salidas teóricas que se dieron se centraron en la ampliación de las libertades y opciones de las últimas dos décadas, libertades y opciones políticas las más evidentes, pero también opciones informativas, de diversión y de consumo. Costco cuenta con más de 30 establecimientos, 26 de los cuales no están en la zona metropolitana. Wall*Mart es hoy el principal empleador privado del país y tiene alrededor de 130 establecimientos, 105 fuera del Valle de México. Una tienda emblemática de las clases medias altas, El Puerto de Liverpool, ha salido del ámbito del Valle de México y se encuentra ya en 40 ciudades de la República. A partir de la apertura comercial el consumo en México ha mejorado sensiblemente, sobre todo para las clases de ingresos medios que no tenían oportunidad de cruzar la frontera en busca de bienes.

Pero advertimos que las clases de ingresos medios podían ser, en ciertas ocasiones, un factor de desestabilización, sobre todo si sus ingresos y formas de vida se ven afectados. ¿Cuáles son las expectativas de las clases medias mexicanas? En tres ocasiones Consulta Mitofsky y la Fundación ESTE País han medido las expectativas salariales. En noviembre de 2006 el 35% de los mexicanos se declaraba satisfecho con su salario; el porcentaje cayó en 2008 al 31%, y es explicable. No deja de ser significativo, sin embargo, que un tercio de la población esté en esa categoría. Pero sin duda lo más relevante es el 70% insatisfecho. ¿Quiénes son, dónde están, qué piensan? Una vez más las contradicciones e intrigas afloran.

Las mujeres, en lo general, se declaran más satisfechas. A menor nivel socioeconómico, menor escolaridad y menor edad, mayor insatisfacción. No pareciera extraño el razonamiento. Las sorpresas aparecen por la localización geográfica. Los más insatisfechos se encuentran en El Bajío, zona de una gran prosperidad desde hace tiempo. Ahí los niveles de ingreso son muy superiores a los de otras zonas. Cómo explicarlo: parte podría ser la espiral de ascenso que han perfilado algunos autores como Richard Easterlin. Una vez entrado en el consumo se desea más, por lo menos hasta ciertos niveles.

Pero quizá lo más asombroso del estudio es que la mayor satisfacción se registró en el sureste donde los ingresos son mucho más bajos y la prosperidad no se ha extendido como en El Bajío. Vamos al dato duro central: en 2008 los mexicanos, en promedio, se sentían satisfechos con un salario de nueve mil 924 pesos mensuales, es decir, 6.5 veces el salario mínimo. La cifra resulta interesante porque nuestro ingreso per cápita oscila los 10 mil dólares anuales, es decir que teóricamente ronda esos niveles. El problema es la distribución y la concentración. Los más insatisfechos son aquellos mexicanos de entre 30 y 49 años, viviendo en localidades urbanas del centro de México y, quizá sea una señal de salud nacional, con niveles educativos de universidad y más. A mayor información mayor es la exigencia.

Pero ¿y qué país les gustaría tener a los mexicanos? De regreso al estudio de Parametría. Un 18% desearía una sociedad con pocos ricos, clases medias abundantes y una fuerte dotación de pobres, pero menos pobres extremos. En esa visión los pobres no disminuyen demasiado. Un 31% vislumbra una sociedad con una clase media muy amplia y una dotación de ricos y pobres, los inevitables extremos, muy delgados. Y, finalmente, hay un 27% que le gustaría una sociedad con muchos ricos, un amplísimo grupo de clases medias altas y una disminución paulatina hacia la base. Sin embargo, todos ven riqueza en sus horizontes. O sea que al final del día Gonzalo N. Santos leyó bien a la sociedad mexicana, “Contra los ricos...”

Federico Reyes Heroles. Escritor y analista político. Es presidente del Consejo Rector de Transparencia Mexicana. Su más reciente libro es: Alterados. Preguntas para el siglo XXI.

MESOGRAFÍA
Fuente: Reyes Heroles, Federico. (2010, 1o. de mayo). Ser y creerse. Nexos en línea. Consultado el 05 de mayo de 2010, DE, http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=73172

Clasemedieros (tema para sociología I)

Instrucciones: lee con atención el siguiente texto, y elabora un resumen y entrégalo cuando se te pida, puesto que dicho trabajo tiene valor como tarea en casa o en clase.

Clasemedieros
Luis de la Calle y Luis Rubio
A pesar de opiniones muy extendidas en contrario, México se está convirtiendo en una sociedad de clase media, en gran medida porque así se ve gran parte de la población. La consolidación de este sector es quizá el tema más importante para el desarrollo futuro del país y el evento histórico más significativo de las últimas décadas.

La clase media es la esencia del desarrollo y confiere estabilidad política a una nación. Aun tomando en cuenta la contracción económica reciente, que detuvo el progreso temporalmente, México ha experimentado un avance tangible en el fortalecimiento de la clase media.


Si bien no hay un entendimiento único sobre qué constituye, no hay duda alguna que una parte muy significativa de la población se siente de clase media y quiere proteger esa condición que tanto esfuerzo le costó alcanzar. Este hecho, el de tener un sentido de propiedad, pertenencia y derecho a preservarlo, fue sin duda un factor definitorio de la elección presidencial de 2006 y seguirá jugando como factor determinante en futuras elecciones.

El concepto de clase media es difícil de acotar, pero eso no quiere decir que no exista o que no entrañe implicaciones políticas, económicas y sociales. Quizás por la dificultad para llegar a una definición unívoca, los encuestadores clasifican a una persona como miembro de la clase media con base a su sentido de pertenencia, sus actitudes y su visión de la vida.

Existen diversos indicadores que son evidencia de la transformación que experimenta México hacia una sociedad de clase media mayoritaria: el tráfico en las ciudades y las colas en los peajes son, quizás, los más evidentes, pero muchos y diversos otros también lo demuestran: el tipo de empleo, la venta de casas habitación, la escolaridad de los hijos, la proporción de mujeres en la fuerza laboral, la calidad de la vivienda, la compra de seguros sobre eventos futuros e inciertos, el tipo de hospitales, las salas de cine, el turismo, las universidades, etcétera.

Ciertamente, el crecimiento de la clase media no niega el problema social del país ni la pobreza o marginalidad que caracteriza a un gran número de mexicanos, pero sí evidencia un cambio profundo en la dirección deseable: hacia un nivel más alto de desarrollo. Cambio que ocurre a pesar de lo que piensan muchos políticos y analistas y del inmovilismo político endémico. El crecimiento de la clase media es equivalente a la reducción de la pobreza para los segmentos de la población que la abandonan.

La gran pregunta para el futuro del país es cómo crear un marco que permita acelerar la transformación de la sociedad mexicana a fin de afianzar los logros de esa incipiente mayoría de clase media y no obstaculizar el proceso y, mejor aún, impulsarlo, para que un número cada vez mayor de familias que hoy se encuentran por debajo de esa definición se sumen a ella. En el contexto de la severa crisis económica, la pregunta es también cómo evitar que se revierta el progreso logrado, sin tomar medidas que, en un ánimo de evitar el ajuste, terminen descomponiendo el proceso secular de disminución de la pobreza.

El trabajo de los gobiernos en sus tres niveles debería abocarse al incremento en la productividad y a hacer asequibles los beneficios de la urbanización (aun en el ámbito rural). Las implicaciones son inconmensurables y tendrán, entre sus muchas consecuencias, el que los políticos y sus partidos cambien su manera de entender la vida pública y su forma de conducirse.
¿Qué es la clase media?

El concepto de clase media es difícil de establecer y complejo de asir, pero no por eso deja de ser menos real y, sobre todo, políticamente relevante. Desde una perspectiva marxista, que vincula la definición de clase social al proceso productivo (propietarios de medios de producción contra obreros), la noción de “clase media” es, en buena medida, repugnante. Aun así, prácticamente todas las sociedades modernas, y todas las desarrolladas, tienen una característica común propia de clase media: la mayoría de quienes la conforman tiene ingresos suficientes para poder vivir en el entorno urbano y quiere mejorar su posición de manera sistemática.

Aunque existen muchas definiciones de clase media, todas contemplan la búsqueda de la educación como un medio de superación y movilidad social; empleo esencialmente en el sector servicios; un interés por la cultura, el cine y otras manifestaciones artísticas como entretenimiento; la propiedad o alquiler de una casa o apartamento como base de su desarrollo familiar; la construcción de un segundo piso; la posesión de un automóvil u otro tipo de satisfactores materiales. Lo mismo es cierto de la televisión, internet y, ahora, de las redes sociales virtuales. De hecho, en la medida en que se avanza en la era del conocimiento, donde la principal fuente de desarrollo proviene de la capacidad creativa, se fortalecen las oportunidades de desarrollo de un número cada vez mayor de personas de clase media.


Se trata, en esencia, de la vida de una familia en un contexto fundamentalmente urbano. Sin embargo, no hay razón evidente para excluir la posibilidad de que el sector rural vaya transformándose en esta misma dirección, sobre todo por la revolución de las comunicaciones, el transporte y por los beneficios que trae la emigración, en particular a través de las remesas.

Otro de los indicadores de la clase media es una visión positiva del mundo, la disposición a disfrutar la vida más allá de lo cotidiano, la expectativa de mejoría económica sistemática y una percepción de la educación como un imperativo para el desarrollo de los hijos. La búsqueda de mejores escuelas es una clara muestra de los valores que animan a este grupo y explica el impactante crecimiento de centros educativos de bajo (o menor) costo para satisfacer esa demanda. En la medida en que los padres asocian educación con éxito en la vida, siembran las semillas de una permanencia en la clase media y apuestan por un progreso sistemático.

Para satisfacer esta demanda, y ante cuellos de botella para la expansión de la educación pública, el número de establecimientos privados dedicados a proveer servicios educativos se ha incrementado de 33 mil 495, de acuerdo al Censo Económico de 1999, a 44 mil 780 unidades económicas en el Censo de 2009, lo que representa un crecimiento de 34% y en presencia de un número potencial menor de alumnos por el cambio demográfico. En términos del personal ocupado encargado de proveer dichos servicios, el incremento ha sido de un 81%, pasando de 362 mil 15 personas a 653 mil 736 personas, respectivamente. Este fenómeno es generalizado y se da en comunidades que muchas veces no se perciben como de clase media extendida.

Es interesante notar que una proporción no menor de los establecimientos educativos privados optan por nombres extranjeros que conllevan una connotación aspiracional para atraer a alumnos de clase media. Por ejemplo, de las 905 escuelas privadas de educación básica e intermedia registradas en 2009 en la delegación Iztapalapa (Distrito Federal), 437 tienen nombres propios extranjeros, en otros idiomas o topónimos referentes a otros países.1 Es notorio también que, en la clasificación de las escuelas con respecto a los resultados de Enlace, en Iztapalapa hay 17 (todas privadas) que se encuentran en el 5% superior de la distribución nacional.2

Clase media, participación ciudadana y desarrollo

Otra de las características de la clase media es el doble papel que puede desempeñar en la estabilidad política y en la revolución para el desarrollo. Una de las grandes paradojas de la pobreza es que aquellos que la experimentan con frecuencia no perciben riesgos en los cambios económicos o políticos abruptos. No así las personas y familias que ya han logrado una posición mínimamente desahogada en términos económicos y que tienden a convertirse en pilar de la estabilidad, rechazando, para bien o para mal, cualquier cambio que la amenace.

Es decir, las clases medias tienden a sufrir las consecuencias de las revoluciones y la inestabilidad de cualquier tipo y, por ello, constituyen un pilar fundamental de la democracia y de los cambios graduales. Las revoluciones destruyen a las familias, minan sus ingresos y socavan su capacidad de consumo. En México la clase media ha experimentado, más que ninguna otra, las consecuencias de las crisis financieras. No es casualidad que su actitud política se incline a ser conservadora y rechace cualquier alternativa que pudiera alterar su seguridad.

No existe una sola forma de participar en política, pero no hay duda que en la actualidad la democracia empata, de forma natural, con las características de la clase media. El acceso que ésta tiene a las tecnologías de la información conlleva cambios de actitudes, un sentido de liberación y, por lo tanto, una indisposición a seguir lineamientos de líderes y políticos cuya fortaleza reside en la ausencia de información y conocimientos.

El cambio de una persona como parte de un movimiento masivo a una persona que se siente dueña de su propia politización tiene el potencial de transformar la sociedad. Se trata de un proceso lento, pero perceptible, que con el tiempo llega a modificar el desarrollo político. Cuando eso pasa, la democracia liberal deliberativa comienza a ser posible. En el fondo, el fortalecimiento de una sociedad de clase media no sólo implica un nuevo estadio de estabilidad, sino la oportunidad de que las personas se desarrollen por sí mismas y, en el proceso, se liberen políticamente.

El cambio en las preferencias políticas en los últimos años es también un síntoma del crecimiento de la clase media, de la disminución del corporativismo y el crecimiento ciudadano: el número de votantes independientes, es decir, aquellos que dicen no identificarse con algún partido, ha pasado de 29% en 1989 a casi un 40% en 2007.3 Lo anterior, aunado a la gran volatilidad de estos votantes, habla de que el mexicano responde a los estímulos que representan los partidos. Y que, al sentir que el partido de su preferencia ya no lo representa, está dispuesto a dejarlo, ya sea por otro partido o por ninguno.

Dado que el principal reto económico es el aumento en la productividad y para esto se requiere abandonar actividades que generan poco valor y emigrar a aquellas más rentables, las sociedades exitosas dependen de que la creciente clase media opte por la estabilidad como precondición para el cambio y no por la estabilidad para preservar el statu quo. La clave reside, por supuesto, en el sistema educativo y el entrenamiento permanente para enfrentar con éxito el temor natural al cambio. Así se le pide a la clase media un cierto grado de esquizofrenia: como promotora de la estabilidad política, macroeconómica y jurídica, pero sólo para permitir el cambio, la revolución de la productividad, de la creatividad, de la creación de valor, del descubrimiento de las ventajas comparativas fundamentales.

De hecho, el desarrollo es resultado de un proceso volitivo que alcanza su mejor expresión en la democracia. Por supuesto, muchos en Asia piensan que la democracia no es necesaria para el desarrollo, e incluso que puede ser un obstáculo. Si el futuro exitoso de México se da en los hechos, sería un poderoso ejemplo de modernización a través de la expansión de la clase media y la participación ciudadana. Desgraciadamente, no es claro ni cierto que los intereses políticos y económicos que se benefician del statu quo permitan la liberación de los talentos del mexicano promedio para alcanzar el auténtico desarrollo.

Derechos adquiridos
versus mérito

En México los integrantes de la clase media pueden tener ingresos desde unos cuantos salarios mínimos por hogar hasta varias decenas del mismo indicador. Es decir, pueden estar en el más alto decil en la escala del ingreso nacional o estar varios deciles más abajo. Dos familias residiendo en una misma colonia, con ingresos similares, pueden tener diferencias dramáticas en su capacidad de gasto dependiendo del número de hijos que tiene cada una de ellas. Por estas razones, muchos estudiosos prefieren emplear el término “clases medias”, en plural, para denotar la diversidad que el concepto entraña.

Sea como fuere, el hecho es que la clase media mexicana está integrada por estratos muy distintos de ingresos y evidencia una gran diversidad de acuerdo a su origen, tipo de empleo y pertenencia. Igual hay familias cuyo origen es de generaciones de clase media urbana, que familias cuyos antecedentes se remontan a la emigración del campo. Estos factores tienen una fuerte incidencia sobre la forma en que actúan, perciben y votan los miembros de la clase media. Se trata de subgrupos dentro de un mismo segmento de la población que, en el curso del tiempo, tienden a asimilarse para convertirse en lo que comúnmente se conoce como “clase media”.


 
 
Históricamente, dos de las fuentes fundamentales del desarrollo de la clase media mexicana fueron la burocracia y el sindicalismo. Los burócratas consiguieron ingresos seguros que, poco a poco, los llevaron a colocarse en una situación cómoda y hasta privilegiada. Lo mismo ocurrió con obreros miembros de poderosos sindicatos de empresas públicas, grandes empresas privadas y entidades paraestatales, cuya fuente de trabajo era esencialmente inmune a los cambios económicos. En términos generales, los miembros de la clase media que se originaron en esos ámbitos desarrollaron una fuerte dependencia hacia el gobierno y son el pilar de soporte de derechos adquiridos.

Basta pensar en la venta de plazas en entidades como Pemex, Luz y Fuerza del Centro —ahora extinta— la Comisión Federal de Electricidad o la Secretaría de Educación Pública, para identificar una cosmovisión típica de este grupo social, misma que se fincaba en la protección de privilegios que, en muchos casos, se transfieren de una generación a otra, así como en el corporativismo y en el rentismo.

Por razones estratégicas la clase media asociada al corporativismo con frecuencia enarbola un discurso proletario, no tanto para defender o promover los derechos de los pobres sino para preservar su condición de privilegio.

La otra fuente fundamental de la clase media mexicana es la opuesta: personas que han sido esforzadas en la vida productiva, emigrantes, los integrantes de la economía informal que no se apropian de lo ajeno y empresarios en ciernes que se han dedicado a mejorar de manera sistemática pero azarosa, no a través de la explotación de privilegios asignados, sino de la asunción cotidiana de riesgos. Se trata de ese grupo de la sociedad que se la juega a diario, que busca negocios y oportunidades, que igual emigra a Cancún porque ahí hay mucho trabajo, que se va a Chicago en busca de una mejor oportunidad. Estas personas tienden a desarrollar una ética del trabajo, buscan oportunidades para sus familias, entienden la competencia como inherente a su existencia y son fuertes críticos del gobierno y los impuestos.

Las remesas se han convertido en una fuente no sólo de mejoría económica, sino también de movilidad social. Familias que cuentan con el ingreso de un familiar fuera de México tienden a ahorrar y mejorar sus niveles de consumo. De alguna manera, el solo hecho de plantearse la opción de emigrar, de dejar atrás su condición social y geográfica, los hace miembros aspiracionales o reales de la clase media. Amartya Sen argumenta en Development as Freedom4 que el desarrollo se alcanza cuando se cuenta con la libertad para elegir, aún dentro de límites, el derrotero a seguir.

La transformación hacia una sociedad de clase media

La estabilidad económica y financiera (sobre todo la ausencia de episodios de destrucción generalizada de riqueza) y la fuerte reducción de la tasa de fertilidad de los últimos años, han sido clave para el desarrollo de este sector de la sociedad.

Por otra parte, la apertura comercial y el TLCAN redujeron los precios de infinidad de bienes para las familias mexicanas, al tiempo que se ha incrementado la calidad, variedad y servicios asociados a los bienes consumidos en el país. El fenómeno Walmart —por ejemplo— ha transformado la canasta de consumo de la población, reduciendo el precio de alimentos, ropa y calzado. De la mano vinieron la liberalización del mercado hipotecario y la explosión del crédito al consumo (automóviles, tarjetas de crédito, tiendas departamentales). Los vuelos de bajo costo abrieron ese medio de transporte a millares de personas que antes viajaban en autobús; lo mismo es cierto para universidades como UVM-UNITEC y TEC Milenio, instituciones abocadas a atender a esta población. El éxito de estos productos y servicios, dirigidos a la clase media, es evidencia de que la estabilidad económica es mucho más trascendente de lo que muchos políticos suponen.


 
El factor más importante, sin embargo, y el que privatiza las posibilidades de desarrollo, es la reducción en el tamaño de las familias, producto de una menor tasa de fertilidad. Hoy la tasa de fecundidad alcanza sólo 2.05 hijos por madre fértil, cuando en la década de los sesenta llegó a ser de 7.3. El menor número es causa y consecuencia de la expansión de la clase media. El principal motor de la reducción es la emigración del campo a las ciudades, aunado a la creciente participación de la mujer en el mercado laboral. Al reducirse el número de descendientes se vuelve necesario que aumente la productividad promedio de los hijos y se crean incentivos para invertir en ellos tiempo y recursos para su educación, salud y desarrollo profesional.

Los mexicanos con frecuencia ven el futuro con temor y se imaginan catástrofes y dificultades: años de crisis y malos gobiernos o, al menos, gobiernos incapaces o insuficientes, han derivado en un fatalismo y una visión pesimista del futuro, en la imposibilidad del progreso, en “ni modo”. Lo interesante es que la realidad objetiva contradice este conjunto de percepciones: hoy resulta innegable la posibilidad del progreso individual y familiar, sea a través de la acumulación de capital humano, la participación en actividades empresariales —incluidas las informales— y la emigración.

Si en lugar de ver hacia delante con aprensión, la sociedad observara y aceptara su propio progreso, el corolario sería muy distinto: a pesar de errores y problemas, dudas y quejas, la realidad muestra cambios muy significativos en la vida de muchos mexicanos que pocas veces se reconocen; el país ha experimentado cambios profundos en prácticamente todas sus estructuras y características.

Además de las mediciones tradicionales de pobreza y distribución del ingreso, hay muchas maneras de confirmar, de manera más intuitiva, el significativo pero insuficiente progreso alcanzado y la expansión de la clase media. Se presentan aquí algunos indicadores ilustrativos.

La esperanza de vida al nacer es, sin duda, el más claro y ha aumentado dramáticamente en las últimas décadas: el mexicano promedio ha logrado elevar su esperanza de vida en aproximadamente cuatro años en sólo diez. Las mujeres que nacieron en 1990 tenían la esperanza de vivir 74 años y en 2009 se aproximaban a 78, en tanto que los hombres tenían razones para esperar vivir 68 años, mientras que para 2009 esa cifra había ascendido a 73.

Además de más longevo, el mexicano dedica más años a su propia educación. En las últimas décadas se duplicó el número de años de escolaridad promedio (a 8.3 años), al tiempo que se triplicaba la cobertura universitaria.


Ahora bien, aunque México ha logrado mejoras sustanciales en términos de cobertura educativa, continúa rezagado respecto a otros países y, sobre todo, respecto a sus propias necesidades. Es a todas luces claro que el sistema educativo mexicano dista mucho de ser bueno y de proveer las necesidades educativas de las familias y de la economía para su crecimiento acelerado. Así lo constatan múltiples evaluaciones.

No obstante, la cantidad y calidad de la educación recibida es hoy muy superior a la que recibieron las generaciones anteriores. Es quizás por esto que una mayoría de padres de familia considera que el nivel educativo que reciben sus hijos no es malo, al utilizar como parámetro el suyo propio.5

Otro aspecto que demuestra la transición hacia una sociedad predominantemente de clase media es la participación de las mujeres en la fuerza laboral. México se ha ido convirtiendo en un país con población de ingreso medio, en parte gracias a la contribución de las mujeres al ingreso familiar.

Quizá más que en ningún otro indicador, el crecimiento de la clase media puede observarse en los hábitos de la población: en la medida en que aumentan los ingresos se eleva el consumo de una canasta de bienes y servicios antes inasequibles. Por ejemplo, el consumo de proteínas ha ido aumentando, un indicador de que la sociedad mexicana va teniendo ingresos extras que le permiten placeres adicionales.

Así, el consumo de carnes por habitante aumentó en un 82%, de 34 kilogramos en 1990 a 62 kilogramos en 2005. Vale la pena recordar que no hace muchos años era impensable que la mayoría de los mexicanos pudiera comer carne con regularidad o que nadie se preocupara por el abasto oportuno, variado y asequible de productos lácteos. En los años ochenta el gobierno pintaba bardas en las ciudades con la recomendación a los ciudadanos de que “si la leche es poca, al niño le toca”; hoy este mensaje parecería extraño y anacrónico.

Por desgracia, estos cambios en patrones de consumo no son gratuitos. En estos mismos años, el país ha pasado de ser una sociedad con desnutrición en el promedio de la población a una en la que la obesidad se ha convertido en un serio problema y preocupación de salud pública.

Aunque algunos de estos datos muestren patrones preocupantes, como los relativos a la obesidad y sus implicaciones para la salud, ellos ilustran el hecho de que la sociedad mexicana se asemeja a las sociedades desarrolladas incluso en este fenómeno, así como en la transición epidemiológica por la cual las enfermedades crónicas (hipertensión, diabetes, cánceres) han desplazado a las infecciosas como los principales padecimientos y causa de muerte de la población.

La vivienda es otro rubro que ha experimentado considerables mejoras. Una porción cada vez mayor de la población tiene su propia casa, lo que constituye su principal activo familiar. En los últimos diez años se han construido siete millones de viviendas, lo que debe compararse con los 26.7 millones de hogares que reporta la Encuesta Ingreso Gasto de los Hogares de 2008. Una vivienda digna, propia o alquilada, lleva a otros cambios: las familias nucleares tienden a desarrollar sus propios patrones de vida, independientes de los que caracterizan a las familias ampliadas en que conviven varias generaciones bajo un mismo techo.


La calidad de la vivienda ha mejorado tanto en tamaño como en los servicios incorporados, aunque sin duda falta aún mucho por mejorar. En 1960 el 80% de las viviendas tenía dos cuartos o menos y sólo el 20% instalaciones sanitarias básicas como el excusado. En 2010 el 60% de las viviendas tiene tres o más cuartos, mientras que el 90% cuenta con excusados. Otro fenómeno interesante es el crecimiento de residencias secundarias de interés social entre la población: algunas de ellas que se alquilan y otras que se utilizan el fin de semana. Se calcula que en Morelos y Guerrero cerca de un tercio de las viviendas de interés social son secundarias y se utilizan para fines de semana, puentes y vacaciones.

La creciente penetración del comercio moderno implica no sólo un mayor poder de compra de un segmento importante de la población, sino cambios en estilo de vida y patrones de compra. El aumento de este comercio significa una mayor disponibilidad de satisfactores para el consumidor, una mejor calidad, precios competitivos, un incremento en el uso del pago electrónico y en la penetración financiera. La presencia de establecimientos de comercio moderno en todo el país refleja que la participación extendida de la clase media no es sólo un fenómeno de las ciudades más importantes, sino de la mayoría de las zonas urbanas. Este crecimiento parece también contradecir la constante queja de muchos empresarios de que no hay mercado interno.

Lo mismo se puede decir de las funciones en salas de cine, el uso de celulares, de internet, los viajes (el 65% de la gente viaja fuera de su ciudad por lo menos una vez al año), el número de pasaportes y muchos otros ejemplos.

Quizá no hay concepto más importante para el desarrollo de la clase media que el de la movilidad social. Una sociedad cuya economía favorece el avance de las personas en los puestos de trabajo, la formación de nuevas empresas y, en pocas palabras, la mejoría material de las familias, es una sociedad que logra el ascenso o movilidad de sus habitantes en la escala social.

La movilidad social no es otra cosa que el movimiento de las personas hacia una mejor posición económica en el curso de su vida productiva. La posibilidad de movilidad social es producto de los esfuerzos individuales y familiares, pero también puede ocurrir como resultado de una estrategia fiscal del gobierno dirigida a redistribuir la riqueza. En ambos casos resulta en una mejoría general de la situación económica del país.

La desigualdad por sí misma no limita la movilidad social, aunque refleja la falta de permeabilidad. De acuerdo a la Encuesta ESRU de Movilidad Social 2006, México es un país con poca movilidad social, sobre todo en los extremos. Los movimientos radicales, es decir, aquellos que pasan del quintil más pobre al más rico y viceversa son sumamente raros en México. En los niveles medios la situación es más esperanzadora. 17 de cada 100 personas cuyos padres pertenecían al quintil tres y 13% de las personas cuyos padres pertenecían al quintil cuatro lograron subir al quintil más rico de la población.

Un aspecto relacionado a la aspiración de movilidad social es el nombre que los mexicanos otorgan sus hijos. El Registro Nacional de Población publica los nombres más populares de acuerdo a las actas de nacimiento registradas en todo el país. Así, por ejemplo, en la lista de los 50 más populares para niña y niño de 2008, puede notarse la selección de nombres de clase media, aspiracionales y un número importante de ellos en otros idiomas, en particular en inglés. Entre ellos se encuentran Vanessa (lugar 18), Elizabeth (lugar 24), Evelyn (28), Abigail (30), Monserrat (33), Lizbeth (37), Ana Karen (38), Marely (47), Jacquelin (48) y Jaqueline (49). Para varones los nombres más populares no castellanizados son: Alexander (lugar 15), Jonathan (29), Alexis (32), Kevin (35), Cristian (36), Bryan (38).6

Asignaturas pendientes

La clase media mexicana se diferencia de muchas de sus equivalentes internacionales en una manera fundamental. Aquí las familias de clase media han logrado ese estatus gracias al conjunto de ingresos que se acumulan en una familia, no sólo gracias a un ingreso individual o de pareja típicamente elevado que caracteriza a la clase media internacional.

El avance ha sido real y por ello es tan importante apuntalar las fuentes de estabilidad económica que han permitido el crecimiento de este segmento de la población, pero sobre todo transformar la estructura de la economía mexicana para que se logren tasas de crecimiento económico elevadas que, a su vez, aceleren el desarrollo y la consolidación de México como una sociedad de clase media. La causalidad es bidireccional: para aumentar la clase media es indispensable el crecimiento, pero el crecimiento sostenido y alto que demanda el desarrollo requiere de una clase media amplia. Esta bidireccionalidad explica la posibilidad de equilibrios múltiples: uno, el del progreso imposible, bajo, la trampa del desarrollo y el país del “ni modo”, con poco crecimiento y poca clase media y otro, alto, el del desarrollo, en el cual el crecimiento y la clase media se retroalimentan y autoaceleran.

La estabilidad económica y crecimiento de la clase media se debe, esencialmente, a cuatro factores ya mencionados: el primero es la caída de la tasa de fertilidad y la reducción del cociente de dependencia de niños más ancianos sobre fuerza laboral.

El segundo se refiere a una estrategia macroeconómica explícitamente orientada hacia la estabilidad; es decir, un déficit fiscal modesto y una política monetaria dedicada a combatir la inflación. No es casualidad que el común denominador de las dos épocas de mayor crecimiento de la clase media (los cincuenta y sesenta del siglo pasado y la segunda mitad de los noventa y la actual) sea precisamente la estabilidad financiera y económica, aun cuando la tasa de crecimiento de la economía no haya sido espectacular.

En tercer lugar, el éxito se debe a la apertura económica y a la eliminación de barreras a la inversión y al comercio. Desde luego, estas medidas no han sido suficientes para alcanzar tasas elevadas de crecimiento económico, pero no se puede desestimar su importancia y trascendencia para volver asequibles bienes y servicios claves para la clase media.

El cuarto es la significativa expansión de los servicios de educación y salud y de los programas para la reducción de la pobreza.

De esta forma, pensar en la consolidación de una sociedad de clase media implica entender la dinámica de la transformación que ha experimentado la producción de valor agregado y, sobre todo, la forma de producir en el mundo a lo largo de las últimas décadas. Implica potenciar los cuatro factores mencionados: aprovechar el bono demográfico que es efímero; mantener la estabilidad macroeconómica para evitar crisis recurrentes que destruyen riqueza; profundizar la apertura y la competencia a todos los sectores de la economía y revolucionar el sistema educativo y el sector salud para ponerlos a la altura de las expectativas ciudadanas.



En ocasión del bicentenario de la Independencia cabe preguntarse si México llega a la mayoría de edad a sus 200 años. La respuesta reside en la capacidad de convertirse en un país clasemediero. Las condiciones en 2010 son mucho mejores que en 1810 o 1910 gracias a la democracia (aunque imperfecta), una economía más competida (aunque con sectores monopolizados que funcionan como lastre), un bono demográfico que representa una oportunidad irrepetible para el auténtico desarrollo (aunque desperdiciable) y, sin duda, una población mayoritariamente de clase media (aunque muchos de los analistas y políticos la desestimen).

Usted, ¿qué piensa? ¿Ha crecido la clase media? ¿Qué indicadores utilizaría para ilustrarlo? Exprese su opinión en http://www.clasemediamexico.wordpress.com/  

Referencias
Jennifer Wheary, “The Global Middle Class is Here: Now What?”, en World Policy Journal, vol. 26, núm. 4, invierno 2009/10, pp. 75-83.

Méndez, M.L., “Middle Class Identities in a Neoliberal Age: Tensions Between Contested Authenticities”, en The Sociological Review, vol. 56, núm. 2, 2008, pp. 220-237. n

Luis Rubio. Presidente del Centro de Investigación para el Desarrollo A.C. Autor de El acertijo de la legitimidad: Por una democracia eficaz en un entorno de legalidad y desarrollo.

Luis de la Calle. Socio de De la Calle, Madrazo, Mancera SC.

Nuestro agradecimiento a Manuel Aragonés y María Cristina Capelo por su colaboración en la realización de este proyecto.

1 Entre otros: John F. Kennedy, Abraham Lincoln, Queen Mary, Isaac Newton, Winston Churchill, Whitehead Alfred North, Henry Wallon, Catherin Landerth, Andree Lapierre, Friedrich W. A. Froebel, Oliver Sheldon, Vincent W. Van Gogh, Carlos Marx, Mathew Lipman, Michel Tournier, Excel Kids, Freedom, Holding Hands, Cypress Garden, New Friends, Bonsai, Instituto Wisdom, Australia, Suecia, Canadá, Yellow Stone y Vancouver.
2 Ver el portal www.comparatuescuela.org
3 Moreno, Alejandro, La decisión electoral: Votantes, partidos y democracia en México, Miguel Ángel Porrúa, México, 2009.
4 Random House, Nueva York, 1999.
5 Ver, por ejemplo, encuesta del Reforma de mayo de 2008.
6 Ver: http://www.babycenter.com.mx/pregnancy/nombres/nombres_mas_populares_2008_mexico/

MESOGRAFÍA
Fuente: De la Calle, Luis. (2010, 1o. de mayo). Clasemedieros. Nexos en línea. Recuperado el 05 de mayo de 2010, DE, http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=73171

viernes, 23 de abril de 2010

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miércoles, 7 de octubre de 2009

GUIA DE LA UNIDAD I DE SOCIOLOGÍA I

INSTRUCCIONES: observa con atención la siguiente guía, imprimela y estudia de ella para el primer examen parcial (las respuestas están en negritas).

  • Se define como la relación entre el sujeto y el objeto. Conocimiento.
  • Tipo de conocimiento que parte de la experiencia de los sujetos. Empírico.
  • Tipo de conocimiento que se somete a la experimentación, validación, falsación y en algunos caso a la elaboración de leyes. Científico.
  • Tipo de conocimiento que se basa en la creencia en seres superiores. Mágico.
  • Esta forma de conocimiento se basa en la satisfacción de nuestros sentidos. Artístico.
  • Se define como la clasificación sistemática del conocimiento. Ciencia.
  • Grupo científico que estudia la relación del hombre con su medio ambiente natural. Ciencias de la naturaleza.
  • Grupo científico que estudia la relación del hombre con su medio ambiente social. Ciencias sociales.
  • Grupo de ciencias que le sirven al ser humano como herramientas para analizar cualquier tipo de fenómenos, ya sean naturales o sociales. Factuales.
  • Son explicaciones lógicas que dan cuenta de una realidad cualquiera y son sometidas a la experimentación. Teorías.
  • Un modelo teórico que explica una realidad y es asumida por la comunidad científica, recibe el nombre de. Paradigma.
  • Se define como los pasos a seguir para que una ciencia construya su objeto de estudio. Método científico.
  • Cualquier área del conocimiento que tenga teorías, metodologías y un objeto de estudio las convierte en. Ciencias.
  • Rama de la ciencia que se encarga de explicar la relación del hombre con su sociedad y sus instituciones. Sociología.
  • Cuando el sociólogo estudia un fenómeno social pasado, recurre a la. Historia.
  • Para comprender los fenómenos productivos, movimientos de capitales y la inflación, el sociólogo recurre a la. Economía.
  • Para comprender los fenómenos culturales, los sociólogos recurren a la. Antropología.
  • Cuando se necesita comprender los fenómenos conductuales, el sociólogo recurre a la. Psicología.
  • Para precisar los conceptos que utilizará el sociólogo en su quehacer cotidiano, el sociólogo recurre a la. Filosofía.
  • Para medir los datos obtenidos en un censo, referéndum u otro tipo de estudio, el sociólogo recurre a la. Estadística.
  • Para sistematizar los datos obtenidos en diferentes observaciones o para presentarlos como informes, los sociólogos utilizan la. Informática.
  • Rama de la sociología que estudia los fenómenos relacionados al poder, sindicatos o grupos de presión. Sociología política.
  • Rama de la sociología que estudia los fenómenos relacionados al agro. Sociología rural.
  • Rama de la sociología que estudia los fenómenos relacionados a la ciudad y sus actores. Sociología urbana.
  • Rama de la sociología que se encarga de estudiar los fenómenos relativos a la escuela. Sociología de la educación.
  • Rama de la sociología que se encarga de estudiar los fenómenos relacionados al trabajo. Sociología del trabajo.
  • Rama de la sociología que se encarga de estudiar los fenómenos relacionados a la industria. Sociología industrial.
  • Rama de la sociología que se encarga de estudiar todo lo relacionado al arte. Sociología del arte.
  • Rama de la sociología que se encarga de estudiar los problemas de la mujer. Sociología de género.
  • Rama de la sociología que se encarga de estudiar el desarrollo de Latinoamérica. Sociología del desarrollo latinoamericano.
  • Rama de la sociología que se encarga de estudiar la influencia del futbol soccer en la sociedad. Sociología del futbol.
  • Rama de la sociología que se encarga de medir los fenómenos sociales usando modelos matemáticos. Sociometría.
  • Primera civilización en preocuparse por estudiar a la sociedad. Los griegos.
  • Primer intelectual en aplicar modelos matemáticos para estudiar la sociedad de su tiempo. Abdel Rahman Ibn-Khaldum.
  • Fenómeno filosófico-político que va a permitir el surgimiento de la sociología. La ilustración.

POSITIVISMO

  • Padre de la sociología contemporánea. Auguste Comte.
  • ¿En qué año fue fundada la sociología? 1856.
  • Primer nombre que tuvo la sociología. Física social.
  • Para que el estudio de la sociedad fuese científico, Comte retoma el método de la. Física newtoniana.
  • ¿Qué modelo explicativo de la sociedad elaboró Comte? Modelo mecánico.
  • ¿Qué tradición sociológica fundó Comte? Positivismo.
  • El estadio teológico, metafísico y positivo reciben el nombre de la teoría de los. Tres estadios.
  • Este sociólogo retoma la metodología de la biología evolucionista de Darwin para elaborar su modelo orgánico de la sociedad. Herbert Spencer.
  • Este sociólogo le brinda a la sociología una metodología propia. Durkheim.
  • El primer principio de las reglas del método sociológico de Durkheim es. Para realizar un trabajo de investigación tenemos que tratar a los fenómenos sociales como si fueran cosas.
  • Durkheim las definió como las conductas sociales desviadas. Anomia.
  • Para superar la anomia, Durkheim propuso crear una solidaridad orgánica basada en la moral laica, la cual se impartirá al interior de la. Escuela.
  • En el libro del suicidio de Durkheim, nos dice que una conducta individual se convierte en social cuando existe un. Impacto social de la misma.

    MARXISMO
  • La base sociológica de la teoría marxista se encuentra en el desarrollo del. Materialismo-histórico.
  • El fin de la teoría marxista es que las sociedades se hagan. Igualitarias.
  • Sociólogo italiano que considera al Estado como un importante aliado de las clases sociales burguesas. Antonio Gramsci.
  • Obra más importante de Antonio Gramsci. Cuadernos de la cárcel.
  • Este sociólogo griego desarrolló el concepto de “Estado hegemónico”. Nicos Opulentas.
  • Este sociólogo francés se encuentra ubicado dentro de la tradición del “Marxismo estructuralista”. Louis Althusser.
  • Este mecanismo le ha servido al capitalismo para perpetuarse dentro de la estructura social. El control ideológico de la sociedad.
  • A través de este mecanismo, el Estado mantiene el control físico de la sociedad. Aparatos represivos del Estado.
  • El estado y la burguesía mantienen controlada mentalmente a la sociedad a través de los. Aparatos ideológicos del Estado.

    SOCIOLOGÍA COMPRENSIVA
  • Padre de la sociología comprensiva. Max Weber.
  • La metodología de la sociología comprensiva se basa en la elaboración de. Tipologías.
  • Las tipologías se construyen a partir de la observación de los fenómenos sociales y de la búsqueda de la conducta. Promedio.
  • La principal aportación de Weber a la sociología se observa a través de la teoría de la. Acción social.
  • Para Weber, la acción social es la relación intencional entre dos o más sujetos que comparten el significado de su. Acción.
  • Cuando un sujeto persigue un fin sin importar los medios estamos hablando de la. Acción social con arreglo a fines.
  • Cuando un sujeto mueve su acción social de acuerdo a sus principios éticos, valores, etc., hablamos de la. Acción social con arreglo a valores.
  • Cuando un sujeto se mueve a través de afectos, hablamos de la. Acción social afectiva.
  • Cuando un sujeto se deja llevar por la fuerza de la costumbre, hablamos de la. Acción social tradicional.
  • De acuerdo a su origen paterno, Max Weber también trabajó en cuestiones relacionadas con la. Dominación.
  • Esta forma de dominación se basa en el sometimiento del sujeto a las leyes, códigos, etcétera. Dominación burocrático-legal.
  • En esta forma de dominación, el sujeto se atiene a la cultura. Dominación tradicional.
  • Forma de dominación que se basa en la personalidad atractiva de un sujeto. Dominación carismática.
  • Para Weber, la diferencia entre ricos y pobres se basa en la. Ética religiosa.

    ESTRUCTURAL-FUNCIONALISMO
  • Fundador de la escuela sociológica norteamericana. Talcot Parsons.
  • La sociología norteamericana tiene sus raíces sociales en las escuelas europeas. Funcionalista y estructuralista.
  • Las principales influencias de la sociología parsoniana se encuentran en los escritos de. Max Weber y Sigmund Freud.
  • Para comprender a la sociedad, Parsons la compara con un sujeto a partir del sistema de la personalidad de. Freud.
  • Teoría desarrollada por Parsons para explicar a la sociedad. Teoría del rol social.
  • Dentro de la teoría del rol social de Parsons, los sujetos somos considerados como. Actores sociales.
  • Dentro de la teoría del rol social de Parsons, la sociedad es considerada como un. Teatro.
  • Sociólogo norteamericano que atacó el equilibrio del modelo estructural-funcionalista de Parsons. Robert King Merton.
  • Principal influencia teórica de Merton. Durkheim.
  • Conceptos elaborados por Merton. Función manifiesta y función latente.
  • ¿Qué concepto retoma Merton de Durkheim para elaborar su concepto de función manifiesta y latente? Anomia.
  • A los herederos de Parsons y Merton reciben el nombre de. Escuela de Chicago.
  • Esta teoría sostiene que el conflicto es la fuente de equilibrio de una sociedad. Teoría del conflicto.
  • Padre de la teoría del conflicto. Ralf Dahrendorff.
  • Los sujetos nos movemos de acuerdo a nuestros intereses. Teoría del intercambio.
  • Principal influencia de la teoría del intercambio. La psicología conductista.
  • Padre del la teoría del intercambio. George Homans.
  • Los sujetos elegimos libremente lo que deseamos ser. Teoría de la elección racional.
  • Se define como la sociología de la vida cotidiana. Etnometodología.
  • Padre de la etnometodología. Harold Garfinkel.
  • Las sociedades se construyen en base a símbolos. Interaccionismo simbólico.
  • Padre del interaccionismo simbólico. George Herbert Mead.
  • La sociedad es vista como si fuera una red lingüística similar a internet, en donde los sujetos somos terminales. Teoría de los sistemas o sociología de redes.

    TEORÍA CRÍTICA
  • Padre de la teoría crítica. Max Horkheimer.
  • ¿En qué año fue fundada la teoría crítica? 1929.
  • ¿Qué otro nombre tiene la teoría crítica? Escuela de Frankfurt.
  • ¿Qué característica tiene la Escuela de Frankfurt? La de ser un centro de investigación social multidisciplinario.
  • Un rasgo principal de la Escuela de Frankfurt. Ser neomarxista y antipositivista.
  • Para Horkheimer y Adorno, el uso de la tecnología es un síntoma de la decadencia de la. Humanidad.
  • La base científica de la Escuela de Frankfurt se encuentra en la sociología, la economía y él. Psicoanálisis.
  • Los economistas de la Escuela de Frankfurt, estudian a la sociedad para comprender los fenómenos productivos del sistema. Capitalista.
  • Los sociólogos de la Escuela de Frankfurt, estudian los fenómenos como la. Lucha de clases.
  • Los psicoanalistas usan este método para comprender dentro del sistema capitalista los procesos de. Alienación.
  • Líder de la segunda generación se la sociología de Frankfurt. Jürgen Habermas.
  • Habermas se ubica dentro de la tradición. Neoweberiana.
  • ¿En qué año Habermas publicó la teoría de la acción comunicativa? 1979.
  • Para Habermas la diferencia entre clases sociales, radica en la riqueza o la pobreza del. Lenguaje que manejan los sujetos.
  • Cuando en acto comunicativo, los sujetos manejamos los mismos significados, estaremos hablando de la. Racionalidad comunicativa.
  • Cuando hablamos con alguien, esperamos un mínimo de honestidad de su parte. Acción teleológica.
  • A la racionalidad técnica, Habermas la denomina como. Modernidad.
  • Al hartazgo de la modernidad, Habermas la denomina como. Posmodernidad.